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¿Las clases de Música son caras?

En los tiempos que corren las familias tratan de ahorrar lo máximo posible y en ocasiones dan a elegir a sus hijos qué actividades extraescolares prefieren pues en muchas ocasiones no es posible mantener todas las actividades que hasta ese momento tenían. Por ello, son muchas las veces en las que los niños elijen actividades deportivas como el fútbol, baloncesto, ballet, etc. Los padres ante esta decisión están contentos porque eso supone un ahorro enorme en sus bolsillos ya que no es lo mismo pagar 20 euros al mes por la actividad extraescolar del niño/a que los 60 o más de otro tipo de actividades como por ejemplo música. Pero, de verdad conocemos lo que cuesta realmente una clase de música y las diferencias que hay con otras actividades grupales.

Es cierto que, las clases de música en primer lugar requieren de un desembolso inicial pues el alumno tiene que conseguir el instrumento que desea (guitarra, bajo, teclado,...), (hoy en día, hay instrumentos relativamente económicos que suenan muy bien y que no requiere de un excesivo desembolso), pero en cualquier otra actividad también hay que hacer una inversión ya que requiere de estar bien equipado (vestimenta, balón, raquetas, mochila para llevar todo lo necesario, etc.).

Luego toca elegir si se desean clases individuales o colectivas con sus respectivas ventajas e inconvenientes para ambas. Las individuales los alumnos van a su ritmo y se hace mucho hincapié en todas las posibles dificultades o carencias que tenga (postura inadecuada frente al instrumento, mal manejo de las baquetas, problemas de ritmo,...) y se puede ser un poco más flexible en cuanto al contenido de las clases. Las clases colectivas requiere de un número mínimo de alumnos, las clases son más "amenas" sin menospreciar a las individuales que también lo pueden ser sobre todo si el feedback del alumno y el profesor es bueno. Pero al mismo tiempo requiere de ciertos parones pues el profesor debe de evaluar y asesorar a cada uno de los alumnos que forman parte de ese grupo, lo cual requiere de cierta independencia y autonomía de los alumnos para poder aprovechar el tiempo que el profesor invierte en el otro alumno; en ir realizando más ejercicios, o la canción que toca trabajar en esa clase o estar atento a las explicaciones que el profesor le está dando a su compañero, pues tal vez él tenga algún fallo en común con su compi. A la hora de mejorar las pequeñas dificultades que se le van presentando a los escolares en las clases colectivas, no se puede hacer excesivo hincapié en ellas pues el profesor debe tener presente que no tiene un único alumno y que debe ser rápido para que el resto del grupo no se aburra o se alborote y pierda el interés por la clase por lo que, en muchas ocasiones, ante las dificultades que se le presente al discente, a no ser que sea un problema generalizado en el grupo, le dará unas directrices para mejorar su dificultad y será el alumno el que luego en casa durante la semana tenga que trabajar lo indicado por el profesor para mejorar y perfeccionar su técnica.

Las clases colectivas de música requiere de no solo un número mínimo de alumnos (como se mencionó anteriormente) sino que requiere de un máximo también pues para poder ofrecer un buen servicio y atención a cada uno de ellos es necesario que el número no sea excesivo ya que al contrario de las actividades extraescolares como pueden ser fútbol o baloncesto, las necesidades de corrección no son las mismas, de ahí que aunque ambas opciones sean grupales, las de música requieren de un número muy inferior a las clases de balonmano,... por eso, las actividades deportivas pueden tener grupos de por ejemplo 20 alumnos, lo que conlleva a que sea una actividad relativamente rentable para el profesor que la imparte, no se puede decir lo mismo para un profesor de música ya que el número máximo de alumnos no podría ser tan alto como el de las actividades deportivas.

Me veo en la obligación moral de añadir en este artículo lo importante de la profesionalidad de los profesores de música que también, en ocasiones, se ven diferencias en cuanto a la cuantía de las clases de música, pero aquí no voy a dar mi opinión personal sino que les comentaré algunos casos para que ustedes mismos sean los que respondan si verdaderamente la profesionalidad es importante tenerla o no. En algunas ocasiones, las clases de música "más económicas" las imparten personas que no han estudiado música en su vida, sino que simplemente  tienen facilidad para escuchar una canción y la pueden sacar de oído, o la facilidad para aprender a tocar un instrumento pero no tienen los  conocimientos necesarios sobre teoría, posturas adecuadas para el instrumento etc. lo que puede ocasionar que el alumno que reciba clases con ese profesor sin titulación, adquiera unos malos hábitos posturales que le produzcan enfermedades a largo plazo como por ejemplo tendinitis, escoliosis, problemas cervicales, afonía crónica pues el profesor no ha sabido corregirle adecuadamente su técnica vocal,... en las clases de canto. ¿Hasta qué punto valoramos la salud de nuestros hijos?

Podríamos seguir encontrando pros y contra de ambas opciones, pero lo que pretendo con este artículo es que no se critique tanto  las clases musicales porque son más caras que otras actividades extraescolares sino que se valore el por qué de esas diferencias y tomemos conciencia de lo que realmente se tiene que valorar en ellas,  la profesionalidad y la calidad de la enseñanza y aprendizaje en las escuelas de música.

Termino comentando que, lo realmente importante es que el niño elija la actividad que más le guste y desee realizar y se encuentre a gusto con la misma, que sea capaz de permitirle crecer a nivel personal, psicológico y emocional.

 
Modificado por última vez enMiércoles, 10 Diciembre 2014 10:46

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